Hace casi un mes dedicamos unas líneas al partido demócrata, Hillay, y su desprecio por la democracia. La verdad no enfocamos a la candidata porque es muy conocida, y su historial como "halcón" dentro de EU es bien conocido (transformación ocurrida luego del gobierno de su esposo, cuando la abandonaron con su plan de salud y otras cosas). Esta vez, sí tendremos que hablar mucho del candidato, más que del partido. Al Tablero no le gusta mucho, porque puede confundir al lector haciéndole creer que un solo hombre puede tanto como el sistema y eso no es así. Pero es necesario en este caso, pues su campaña mediática es prácticamente él y su carisma. No así su campaña real, que también mencionaremos, pero esa solo le da dinero, no los votos. El genio del mercadeo que conquistó al partido republicano (EU): Da risa como lo subestimaron. Desde el inicio empezaba con ventaja, al ser más popular y conocido dentro de su país que la mayoría de los otros candidatos, muchos de los cuales eran totalmente desconocidos fuera de sus estados base. Donald el carismático era un producto televisivo mucho antes de ser candidato y siempre en el papel de exitoso hombre de negocios, comprometido con el capitalismo y la derecha al estilo Reagan. En una de sus participaciones más famosas, era "el jefe", quien decidía de forma absoluta (se vendía la idea de que el gran empresario era el sabio que no podía equivocarse en los negocios) quién conseguía un empleo y era exitoso. Con esa idea metida en el inconsciente de la población estadounidense, gran consumidora de espectáculos televisivos, ¿todavía creían ser más populares que Donald? ¡Ilusos! Bueno, hay quien protestará "yo tenía un mejor programa que Trump, que solo hablaba tonterías que no va a cumplir". Pero eso no importaba, porque en Estados Unidos la población general no conoce los programas y no les interesa porque están seguros que no se van a cumplir. Por supuesto, tienen razón. En cuanto a los medios masivos, los que hacen la campaña, tampoco les interesa para nada mostrar los programas por casi los mismos motivos; se enfocan en las "frases cohete" y escándalos de los candidatos. En cambio Trump hizo de sus frases cohete su programa político. "¡Voy a hacer un muro grandísimo y lo va a pagar México!", "prefiero hacer negocios hasta con Putin, antes que ir perdiendo guerras en el extranjero", "China nos gana en todos los negocios, pero yo le ganaré en negocios a China", y sobre todo "¡haremos a Estados Unidos grande otra vez!". Las primarias republicanas no llegaron ni a la mitad: todos sus competidores renunciaron derrotados. El 99% de su gente sabe que gobierna una plutocracia y no cree en los políticos. Ya que no cree en ninguno, le da igual hacerle caso a Trump, que con su carisma les hace sentir que es más sincero que los demás. La verdadera campaña de Donald Trump y su grupo: Es la parte que le da dinero, lo que lo une al sistema, a parte de la plutocracia estadounidense. Y tiene mucho que ver con su lema de campaña. En la sociedad estadounidense, se tiene la idea de que EU fue "grande" en los años 50-60. Debido a los efectos de la segunda guerra mundial se había convertido en la mayor potencia industrial que ha existido. Se calcula que llegó a representar cerca del 30% del PIB mundial (hoy es menos del 20), y de ello, casi un 50% venía de la producción industrial y manufactura (hoy la producción de bienes representa menos del 20%). Europa le debía y dependía de ellos para su reconstrucción, y su armada no tenía rival alguno. Había mucha esperanza en "el sueño americano". La caída industrial no ha sentado bien a un buen sector de la oligarquía, ya fuera porque dependieran de ella para sus ganancias o porque creen en la importancia de no depender de la producción industrial extranjera para mantener su estilo de vida. Teniendo en cuenta también, y ellos lo saben, que el sector industrial está absolutamente relacionado con la ciencia aplicada (ingenierías sobre todo). Es a este núcleo de personas a los que se dirige Trump. Las empresas del magnate tienen poco que ver con la industria, lo suyo es servicios. Pero intenta convencer de que priorizará al sector industrial, alejándose del sector financiero. Y parece que un grupito de industriales le ha creído, o desea creerle. Igualmente ocurre con sindicatos y empleados en general: el empleo industrial suele tener más prestigio que los servicios, y solía ser mejor pagado, con mejores contratos y beneficios colectivos. También aportaban su fuerza a los sindicatos. Pero hoy en día lo que predomina son los servicios, y dentro de ello, el sector financiero (simbolizados por Wall Street) es quien gobierna Estados Unidos. Y están decididos a seguir los pasos de la Inglaterra de hoy, para dominar al mundo controlando al capital y el movimiento de capital, más que la industria. Hillary los representa. Debido a esa disyuntiva, hay quien define a Trump como antisistema, cosa que no es ni será. La plutocracia es el 1%, no 1 persona: (Por cierto, que dicen que ya no es el 1% sino el 0.1%. Sabrán ellos la desigualdad que soportan. Y nosotros la que nos corresponde). Las escaramuzas entre la gran banca y algunos industriales no pone en peligro "el sistema" estadounidense. En primer lugar porque la sangre no llegará al río, que ellos tienen sus objetivos principales muy claros y no van a arriesgar la idea de "excepcionalidad estadounidense", "la ciudad sobre la colina", el destino manifiesto y en fin, su hegemonía por unos cuantos dólares. Segundo porque incluso si su sector industrial ganara (la votación se auspicia reñida), y Trump resultara sincero y no un charlatanazo (improbable), nadie puede hacer milagros; la producción industrial de EU no volverá a ser la de antes al corto o mediano plazo, y probablemente nunca, debido a la evolución actual y futura de la economía actual. Y todos lo saben. Simplemente intentan quitarle algo de poder al sector financiero (cambiar par de leyes sobre rescate financiero, dejar de jugar tanto con el valor de la moneda, y no ceder tanto mercado de bienes al extranjero a cambio de influencia política), que no sea tan aplastante su dominio sobre el resto de la economía, y que el estado entienda que la industria es necesaria. Si un gobierno así se repitiera cinco veces seguidas, entonces tal vez podríamos observar un repunte, una parada de la caída por unos años. Pero El Tablero de Cronos lo tiene por muy improbable. La hegemonía industrial ha pasado al este de asia y ahí se mantendrá por muchos años... Y a latinoamérica, ¿cual de los candidatos le convendría? Ninguno de los dos trabajará por el bienestar de la región. Los dirigentes del imperio van a lo suyo, y lo suyo hoy día es consultar al Comando Sur sobre que posición adoptará con la región. Sin embargo, algunas actitudes de los candidatos podrían tomarse como ideas para ver cual conviene. Tomando al vuelo esas palabras y palabrillas que sueltan, en opinión del autor quien menos daño haría a la región es Donald Trump. Hillary Clinton es guerrerista, pero sobre todo internacionalista. Ya fue Secretaria de Estado con Obama y estuvo muy ligada a la destrucción de Libia. Y de manera menos directa, apoyó la invasión ilegal de Irak y las guerras ilegales de su esposo Bill Clinton. Donald Trump sabe poco de política internacional y según dice, es inteligente negociar y comerciar, y estúpido invadir. Obviamente quien decide las invasiones es la plutocracia, pero al menos no estaría muy animado a guerrear, cosa de la que no sabe absolutamente nada. A él le encanta la política interna de su país. Y lo que más nos beneficiaría del imperio es que nos tengan olvidados. Que no tengan una política agresiva ni proactiva con respecto a la región. Solitos podemos más. Aunque duda el autor que la Cuarta Flota permita tal olvido: la plutocracia estadounidense comprobó la década pasada que por poco que se descuide, nos vamos con políticas independientes. En cuanto al muro, es una sandez. Si quieren tirar su dinero que lo hagan. No van a impedir la inmigración ilegal con eso. Sobre las deportaciones, pues Obama deportó dos millones en cuatro años, un récord del partido de Hillary, de modo que Trump no trae nada nuevo en ese aspecto. Y si dejan de tirar dinero inorgánico y manipular su moneda, sería un éxito para nosotros.
2 Comments
Leticia
12/9/2016 05:32:09 pm
Yo no he leído ninguno de los discursos de ambos candidatos. Para gente como yo, te convendría hacer citas de sus discursos y con base en ellas comentar. También podrías dejar algún link al debate de los candidatos o algo así, para poder opinar.
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jhr cronos
14/9/2016 10:41:26 pm
Si tuviera que comentar un punto específico de sus discursos, o tal vez una declaración en específico, estaría muy bien ser exacto. Sin embargo, el nucleo del tema prácticamente no ha sido usado en los discursos públicos de Trump (ya expliqué por qué no los usa). En cuanto a Hillary, no son novedosos sus discursos, y como no representan nada nuevo, no representan un cambio digno de un artículo.
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