Aunque el Tablero de Cronos quiere enfocarse en geopolítica (que es algo más que política menuda), muchos cambios políticos pueden producir cambios de tendencia en el uso de los recursos de la Tierra (geo), y nótese esa T en mayúscula, porque hacemos referencia a todos los recursos, ya sea humanos, materias primas, energéticos, industriales, mercados, rutas comerciales estratégicas, etc. En el último par de meses han habido 3 elecciones políticas importantes en suramérica: en Ecuador, en Chile y Perú. ¿Afectan realmente esas elecciones algo de la geopolítica regional? Hablaremos un poco del asunto y pondremos pronósticos del Tablero al final. ¿Existe una derecha indigenista en Ecuador? En Ecuador ganó el candidato de derecha, por aproximadamente un 5%. Este es el mapa de la primera vuelta. El candidato ganador solo ganó en la capital, mientras en la costa ganó el partido del expresidente Correa, que se autodenomina progresista, y en la selva, el partido con raíces indigenistas de Yaku Pérez. Sin el apoyo directo de Yaku Pérez, jamás hubiera ganado la derecha. ¿Por qué un partido indigenista, Pachakutik, apoyaría a la derecha? Y de hecho, ya lo había hecho antes, cuando prefirió apoyar a Lasso por encima del entonces aliado de Correa, Lenín Moreno. Se tiene la idea de que los partidos indígenas, los pueblos indígenas, al ser explotados y despojados, siempre tendrían ideas de justicia social y de izquierdas, que les ofrecían mayores derechos. Pero eso ha ido evolucionando, y puede ocurrir, en algunos casos, un fenómeno parecido al de la nueva clase media (realmente son "personas en riesgo de pobreza") en países como Brasil, que de apoyar a la izquierda del Partido de los Trabajadores, que les sacó de la pobreza, abandonaron ese partido al llegar los primeros momentos de dificultad económica (se dice que las iglesias evangélicas campean a sus anchas entre ellos), con la idea de que la derecha es mejor para preservar su riqueza y hacerlos más ricos. Bueno, tienen la fantasía de ser ricos y de clase media, pero eso no viene al caso ahora. En el caso de los grupos indigenistas puede suceder igual: que salen de una situación de explotación extrema, consiguen derechos, bienes materiales, autonomías... y con ello, fuerza y capacidad política. En el caso de Ecuador, esta fuerza ha sido dirigida a conseguir más control político económico de sus regiones de influencia, y no cambios reales en los sistemas socioeconómicos del país. Ese objetivo crea el odio al "correísmo", porque durante los gobiernos del expresidente Rafael Correa, que era centralista, se puso a raya a estos movimientos y a muchos otros (Ecuador atravesaba una época de alta inestabilidad política), consiguiendo que el poder del gobierno central se impusiera en todas las regiones del país. Este control incluía la explotación de recursos minerales como el petróleo y minas, que muchos grupos indigenistas querían paralizar. Pero para no alargar: Yaku Pérez y su grupo odian el centralismo de los progresistas y han decidido negociar con la derecha. Porque ellos pueden luchar y ganar a la derecha (que tiene un caudal de votos similar al de ellos) en las calles, con el favor de los progresistas, pero no pueden ganarle a los propios progresistas, que son el principal grupo político del país. Por eso cuando las protestas masivas contra Lenín Moreno, en vez de presionar hasta su destitución, prefirieron abandonar las protestas en cuanto este cedió a sus peticiones. Las suyas, y no la de todo el movimiento de protesta. Sabían que de caer Lenín Moreno, quien subiría serían los aliados de Correa. Ahora negocian con Lasso, y negocian que les dejen sus feudos tranquilos, que no se metan con ellos, en una especie de tendencia descentralizadora pero con mucha política, mismo sistema económico (Yaku Pérez ha dicho ser anticomunista y sentir pena porque en Perú parece que ganará la izquierda) y favores del estado. Lasso les dice que sí, pero ninguno de los dos grupos se engaña: chocarán pronto. Porque la derecha quiere vender los recursos de la selva y los minerales de la sierra, y tarde o temprano tratarán de hacerlo. Entonces volverán las protestas. De hecho, Yaku Pérez se vacunó en salud, distanciándose de los acuerdos que hicieron con la derecha... después de haber contribuido a que ganara esa misma derecha. Y eso significa que esas materias primas en la selva verán una lenta explotación, frenada por protestas sociales; y significa que existe un comienzo de proceso de división del país (sin alarma todavía), similar al que hay en el oriente de Bolivia; solo que en este caso los indigenistas manejan mucho menos dinero en efectivo y por tanto, tienen aun menos posibilidades de éxito.
Menos se sabe además, que un buen grupo de los constituyentes son de centro izquierda (grupo de Bachelet), de una izquierda bastante blanda, que podría asociarse con la derecha para defender lo más posible el estatus quo actual, consiguiendo poder de veto. La derecha apuesta a ello y trabaja desde ya en conseguirlo. El Tablero de Cronos cree que no conseguirán mucho, porque los chilenos saldrán a la calle a presionar por cualquier artículo dudoso, y los de centro izquierda no quieren sufrir más palos en la urnas. Las propuestas más populares serán aprobadas, como las de educación, energía y más autonomía para las regiones, y sobre todo, más autonomía para las regiones con mayoría de pueblos originarios, como los mapuches. Ahora, suponiendo que la tendencia se mantenga y los privilegios del sector privado disminuyan, el estado asuma control o al menos participe en industrias y servicios estratégicos, los mapuches y otros controlen los recursos minerales y forestales de sus territorios, y en las presidenciales venideras gane el candidato del partido comunista (ya nos adelantamos mucho, pero esa es la tendencia), ¿representa esto un gran golpe al sistema hegemónico mundial, encabezado por Estados Unidos? Pues para el imperio no. La principal materia prima, el cobre, siempre ha tenido un componente estatal y así seguirá siendo. Será vendido en el mercado internacional a precio de mercado, como siempre. El mercado chileno, aunque de buen poder adquisitivo para américa latina, es solo de 19 millones de habitantes. No está en medio de ninguna ruta comercial de extrema importancia, salvo un fácil acceso a algunas zonas de Argentina. Hace tiempo que Inglaterra no necesita de Chile en su lucha contra Argentina, y no lo necesitan como cede de un plan cóndor ni similares (de necesitar, está Colombia). Chile hoy, ejerce influencia económica en sus vecinos, y no militar. Y esta influencia económica, con cara de grandes empresas comerciales y agrícolas comprando, cultivando y dominando algunos mercados en Perú, Bolivia y Argentina, no va a cambiar con la nueva situación. ¿Por qué habría de hacerlo? Sin embargo, en una forma más difusa sí cambiarán las cosas. Estados Unidos, el FMI y demás instituciones hegemónicas, siempre pusieron a Chile de ejemplo. Lo habían hecho en Argentina con Ménem, y se les derrumbó. Les quedaba Chile, y su población los ha rechazado, a pesar de mostrar buenos números en su macroeconomía. Los partidos de izquierda regionales siempre podrán usar ese hecho: ni siquiera cuando les va bien, la población aguanta las políticas de derecha. Chile fue cuna de las AFP (administradoras de fondos de pensiones privadas) que se expandieron por la región. Hoy son rechazadas en Chile, y ese rechazo se expandirá por la región con ayuda de la pandemia, golpeando duramente al sistema financiero. La expansión de las multinacionales chilenas por la región se desaceleraría, concentrando recursos en pelearse y boicotear su futuro gobierno. Probablemente haya cierta fuga de capitales, pero las empresas en sí, no abandonarán el país. En materia internacional tomaría una postura parecida a la de México, de no intervención en asuntos de Venezuela por ejemplo, y mejor diplomacia con China. Al día de hoy, el Tablero no considera a la izquierda chilena internacionalista. ¿Podríamos ver ataques del imperio a Chile? Sí. Económicos por supuesto, pero dependiendo de qué tanto quieran controlar su economía. Con el agronegocio hay un pleito esperando, junto al uso del recurso agua (el agro chileno está bien metido en los mercados internacionales, y con la creciente demanda china el precio y distribución de los alimentos de américa latina será tema de competencia para las potencias). Pero no ve este autor mucho más al corto plazo. Si un hipotético gobierno de izquierda real se consolida en Chile, se reelige, entonces y solo entonces, Estados Unidos actuaría ya de forma especial, para impedir que cunda el ejemplo. El "efecto dominó" tan manoseado en la guerra fría. Mientras tanto, dejará que la oligarquía chilena lleve la batuta contra su gobierno. Elecciones en Perú, y dicen que llega el apocalipsis: Después de una primera vuelta de la que ya hablamos aquí, y donde se confirmó la atomización del voto y los partidos, ha ocurrido lo obvio, y es que la derecha y oligarquía en masa se ha volcado a apoyar a Keiko Fujimori y su partido Fuerza Popular. ¿Que Keiko está en juicio por lavado de activos? No importa. ¿Que Fuerza Popular aloja organizaciones delictivas y de lavado de activos, según los fiscales de Lava Jato en Perú? No interesa. A los grupos dominantes en Perú lo que les interesa es que un grupo pequeño y bastante externo del sistema está a punto de ganar las elecciones, y que según dicen ese partido, Perú Libre, espera recobrar algo del control del estado sobre la economía, y planificación de la economía, del país. La oligarquía peruana es sumamente conservadora y hasta reaccionaria, más clasista que racista. Han apostado fuerte a controlar lo que hay y a asacar tajada de los inversionistas extranjeros sin aportar gran cosa de su parte, y para ello necesitan que el estado duerma, vegete y cuando se levante, sea para protegerlos. Para ello cuentan con la constitución de Fujimori, año 1993, que disminuye drásticamente el papel del estado en la economía, y protege al sector privado nacional e internacional explícita y redundantemente. Y cuentan con el control de los medios de comunicación de masas, como es norma en el mundo. Y vaya que está haciendo uso de los medios que controla: se está invirtiendo una verdadera fortuna en los pocos días de campaña disponibles tanto en medios tradicionales como en redes, con el lema de campaña principal "llegan los comunistas a destruirlo todo", el secundario "nos convertiremos en Venezuela", y finalmente "volverá el terrorismo". Y para demostrarlo, hubo un supuesto atentado terrorista hace par de días donde murieron 14, con panfleto incluido pidiendo no votar los Keiko Fujimori. Lamentablemente para la derecha, la verdad es que la mayoría de la población no les cree. Ni le cree a los medios masivos. No les cree lo del atentado tampoco (hay uno cada vez que se acerca una fecha de votación presidencial), e incluso cuando alguna acusación contra Perú Libre o Pedro Castillo es cierta, no le afecta en su popularidad. La población está cansada del sistema y quiere probar otra cosa. Keiko Fujimori tiene ventaja en la capital Lima, y Pedro Castillo en el resto del país. Pero veamos, ¿Perú Libre representa un cambio geopolítico para el país? ¿Al menos un cambio a lo interno? Las ideas teóricas de Perú Libre sí representan un cambio importante a lo interno, y un cambio geopolítico para la región. Pero en la práctica, por ahora, no puede hacer gran cosa (no tienen la fuerza necesaria en el congreso) y dice que no harán gran cosa (porque ha ido variando sus promesas de campaña, para tirar más hacia el centro, en esta segunda vuelta electoral). Tampoco tienen gran experiencia política ni contactos con grupos de poder internos o externos. ¡Ni siquiera los que le achacan sus opositores, como Venezuela! Recientemente, debido a su éxito electoral, al menos a lo interno sí ha conseguido aliados: Juntos por el Perú y el Frente Amplio, ambos con más experiencia y trayectoria, y ambos acusados de ser los "terrucos" de turno en elecciones pasadas. Esos aliados, uno de los cuales suma congresistas, están a favor de una nueva constitución, al igual que Perú Libre. Aun así no tendrían los votos para hacerla y tendrían que recurrir al voto directo en referendo. Y ahí es posible que puedan ganar, y la derecha está aterrada por ello, a pesar de lo difícil que es llegar a ese punto. Supongamos que todo ocurre como teme la derecha (el Tablero de Cronos está seguro que no será así): se reforma la constitución y el estado recupera su capacidad de acción en la economía. Y supongamos que Perú Libre vuelve a ganar y trata de aplicar su verdadero programa económico, que incluye nacionalización de empresas emblemáticas de gas natural, tomar el control de algunas empresas eléctricas e hidroeléctricas, aumentar impuestos a las mineras con amenaza de expulsión, invertir en educación y salud pública, perdiendo por tanto influencia las privadas. Control del agua, inversión en industrias clave, como las energéticas y de transporte terrestre y aéreo. ¿Afecta esto la tendencia hegemónica de la zona y los intereses del imperio? Por supuesto que sí. Perú tiene un PIB medio en relación a la región, pero un 30% más población que Chile. Su posición céntrica la pone en algunas rutas clave, como la salida de productos de Bolivia al Pacífico (que siempre tiene encontronazos con Chile), el extremo al Pacífico tanto de la carretera bioceánica proveniente de Brasil como del futuro tren bioceánico que uniría las ciudades industriales del sureste brasileño, las más grandes de la región, con el Pacífico, pasando por Bolivia. Controla el corredor y río amazónico que usa Ecuador como salida al Atlántico. Al contrario de Chile, que hoy ya controla parte de su cobre, cualquier avance de Perú al respecto sería nuevo y crearía disturbios temporales en esos mercados mineros, que sin ser de importancia global, siempre atraerá la atención de Washington por el griterío que armarán los socios y beneficiados peruanos del esquema actual (eso a pesar de que la mayor parte de la minería peruana va a China). Las luchas económicas a lo interno lo enemistarían con Estados Unidos, por lo que políticamente estaría más en el bloque de México, Argentina, Bolivia e hipotéticamente Chile, terminando por romper la coalición antivenezolana. Y como para todo eso se necesita dinero, al mediano plazo tendrían que recurrir bastante a China, y dirigir sus materias primas al mercado asiático más de lo que ya están. La deuda externa de Perú con respecto al PIB es una de las más pequeñas de la región, por lo que habría mucho camino para recorrer en cuanto a inversiones en infraestructura e industria. Podrían expulsar a la DEA estadounidense, como ya lo hicieron una vez Bolivia y Ecuador, perdiendo Estados Unidos parte de su control de las rutas de la droga en la región, y también sus bases de control militar aéreo que le servían para vigilar ilegalmente algo de la amazonía brasileña. Finalmente, Perú también es un buen productor de alimentos, y con la inflación que se avecina en Estados Unidos, se les hace importante controlar que ese mercado esté dirigido hacia ellos (como es hoy) y no a Asia. Opinión y pronóstico del Tablero de Cronos: En cuanto a Ecuador, que el gobierno de Lasso será una continuación del de Lenín Moreno (mal asunto), y que después de una tregua, empezarán los conflictos sociales de nuevo, siendo la debilidad del dólar y los cambios que Estados Unidos hará a las tasas de interés un detonante. No habrá gran cambio geopolítico. Chile estará entretenido al corto plazo con todo el proceso de la nueva constitución, y eso nos da un año más sin cambios mayores. Sin embargo, podría verse algo de lucha económica si gana la izquierda, y su candidato comunista, las siguientes elecciones de final de año. De ser así, espera nuevas alianzas regionales y un acercamiento a Asia, tratando de aflojar su dependencia de la política estadounidense. Perú tendrá un panorama muy complejo. De ganar Keiko Fujimori las elecciones de este 6 de Junio, es seguro que tendríamos nuevas elecciones, o tal vez solo nuevo presidente, antes de un año. La población simplemente no la quiere, apenas tiene congresistas, y la derecha que ahora la apoya, la abandonará al primer escándalo, con la esperanza de meter otro candidato más de su agrado. Perú estaría paralizado de esa forma por par de años al menos, o sea, sin cambios en geopolítica y con los de siempre al mando. De ganar Pedro Castillo y la izquierda, tendrá que batallar para pasar la menor iniciativa política, sin importar lo intrascendente que sea. Aunque sería la principal mayoría en el congreso, no tiene suficiente apoyo para un gobierno estable. Si consigue tumbar el congreso y llama a nuevas elecciones congresionales, podría obtener muchos más si se alía con los otros dos grupos de izquierda, Juntos por el Perú y Frente Amplio, pero no es fácil que ocurra. El Tablero de Cronos cree que esto podría ocurrir a mitad de su mandato, haciendo campaña para un referéndum que permita cambiar la constitución. Esas luchas tomarían la mayor parte de su período presidencial, de modo que al corto plazo, no ve este autor grandes cambios en materia socioeconómica, simplemente porque la constitución actual no los permite. Sí podría haber en cambio, pronunciamientos en política exterior, que le servirían de propaganda en la lucha político económica cruenta que se producirá chocando con la oligarquía, desde el día uno de su mandato.
2 Comments
TOSCO
14/6/2021 07:07:32 pm
Interesante su informe. Sobre su pregunta de porque un movimiento indigenista apoya a la derecha y no a un partido progresista, no puedo dar una explicación. Al menos, para Ecuador. En la Argentina, los sectores de izquierda, como el socialismo o el comunismo, fueron fuertemente antiperonistas, al extremo de hacer alianzas y formar parte de gobiernos y dictaduras de derecha. Y la razón, es sencilla. A diferencia de los conservadores, el peronismo era una competencia directa para esos partidos, disputándole a sus electores "naturales". En Argentina, la izquierda siempre sostuvo que el peronismo les "arrebató" su revolución, que veían posible a principios de los 40, luego de la descomposición de la clase política tradicional, durante la "década infame", el crecimiento de la clase obrera y sus duras condiciones de vida en ese momento, por lo que veían factible, no tanto una revolución, pero si una victoria electoral que los llevara al gobierno, cosa que el peronismo truncó. Y, le anticipo, que al correismo le va a ser muy difícil hacer alianza con los indigenistas.
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jhr cronos
24/6/2021 01:50:56 am
Gracias por la respuesta.
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