Ser o no ser, en la tierra de Shakespeare esa parece ser una cuestión de moda. Primero los escoseses y ahora directamente los ingleses. ¡Y cuidado, que ya hay aviso de una nueva consulta escosesa!
Antes de cualquier pronóstico, mejor damos algún pequeño contexto sobre la situación actual. El lector probablemente sepa o haya escuchado lo que se contará, pero digámoslo de todas maneras: Inglaterra (su clase dirigente al menos) nunca ha tenido la intención de ser miembro pleno de la Unión Europea. Ojo, nos saltaremos mucho de la historia de la Unión, que empezara como la Comunidad del Carbón y el Acero, y nos trasladamos directamente a su evolución con el nombre actual. El núcleo duro de la Unión siempre ha sido el eje franco alemán. Francia empezó con más peso, pero Alemania igualó y, desde la reunificación y llegada del euro, superó económicamente a Francia, convirtiéndose en la cabeza de facto del grupo. Ahora, ningún político francés aceptará de buena gana que le salgan con que Francia hace lo que Alemania decide, que para ellos es un asunto cultural que europa no puede vivir sin Francia, que siempre tienen y tendrán un papel de líder... pero hoy en día al menos, eso no es cierto. Dejemos ese punto ahí, que el mundo da muchas vueltas. Inglaterra se incorporó a medio camino, previendo con razón que se estaba formando un bloque fuerte con ambiciones geopolíticas y no solo económicas. Ellos sabían que no podían ser cabeza de tal grupo, porque su imperio había dejado de existir, tanto económica, política y militarmente; ¡y sin embargo no podían aceptar seguir a otros! Mientras la unión fuera débil podían formar parte sin problemas, con voz y voto, y si algo no les gustaba no lo pactaban, y además usaban a su principal aliado, Estados Unidos, para dar la idea de que la Unión Europea no le era indispensable. Pero al iniciar el Euro, y los primeros intentos de una unión más política, con organismos de control supranacionales, empezaron sus esfuerzos por ralentizar y boicotear el proceso. No apoyarían al Euro, que significaba seción de soberanía (efectivamente lo es, lo que no es necesariamente el infierno), ni apoyarían mayor influencia del grupo en sus políticas internas. Al mismo tiempo no se retiraban, pues querían tener voz y voto para intervenir en sus asuntos y para asegurarse un espacio económico. El eje franco alemán aceptó las reticencias de los países que no adoptaron el euro bajo la idea... de que tenerlos medio adentro era mejor que tenerlos fuera, y que al final las fuerzas económicas, o los hechos consumados terminarían por absorberlos. Querían su europa unida, pues saben que es la única forma de acumular poder suficiente para no depender de Estados Unidos y hacer sus propios proyectos geopolíticos. Las cosas en los últimos años no han ido bien. La crisis económica mundial afectó fuertemente a Europa, dando impulso a los que no querían la unión, a grupos nacionalistas, neofascistas, xenófobos y demás; como también a los sectores dentro de las clases gobernantes que desean recuperar control que habían cedido a la Unión. La gran crisis migratoria provocada en gran parte por guerras que ellos mismos hicieron o patrocinaron pusieron en jaque una piedra fundamental del grupo: la zona de libre tránsito Schengen. El trato que dieron a una necesitada Grecia (ahogada de deudas), encabezados por Alemania, fue tétrico y mostró con total claridad para quién trabajaba la Unión. La democracia, expresada por el voto directo de los griegos, fue olímpicamente despreciada. Bajo este contexto, surgió un movimiento dentro de Inglaterra que exigía un referendo para decidir si querían seguir perteneciendo al grupo. Tal cosa fue manipulada políticamente por su gobierno, chantajeando al eje franco alemán para conseguir más privilegios como condición para no apoyar la salida. El Tablero de Cronos afirma que en aquel entonces, nunca creyó el gobierno inglés en la posibilidad del "Brexit". Su oligarquía ni matada apoyaría tal cosa, porque hoy en día Inglaterra no es un país industrial sino una economía financiera. Descansa la libra esterlina en su banca, la bolsa de Londres y el control del financiamiento; y eso en total competencia con la bolsa de Frankfurt en Alemania. Hasta ahora están por encima, pero de salir de la Unión Europea perdería gran parte del control sobre el sistema financiero de la zona, y el de Frankfurt se vería muy reforzado, dando a Alemania mucho más poder del que ya tiene. Finalmente consiguieron nuevas ventajas y con eso en la mano, regresaron a decirle a su pueblo que tenían dominada a Europa y podían olvidarse del referendo. Sin embargo no lograron convencer a los ingleses. El nuevo acuerdo les supo a nada y hoy en día ni hablan de eso. Las últimas encuestas ponen la opción de sálida por encima o en igualdad a la de quedarse. El referendo va y será reñido. Sin embargo, el autor de la nota duda mucho de la salida. Ante un cambio importante, los ciudadanos indecisos suelen inclinarse por las opciones conservadoras, sin cambios. El miedo es un factor, y al miedo han apelado y siguen promoviendo los grandes medios ingleses, tanto de la prensa amarillista como de las revistas financieras especializadas como The Economisth. Nadie promociona las bondades de europa unida, sino los miedos y desventajas económicas inmediatas de salirse. Las ideas y proyectos brillan por su ausencia. Los principales grupos políticos apoyan la permanecia en la Unión (el asesinato reciente de una parlamentaria a favor de la permanencia ha sido dado como ejemplo del extremismo de los euroescépticos). Su oligarquía la quiere. ¡Qué fuerte debe ser el sentimiento antieuropeo, para que logren resistir la andanada mediática! "-Cronos, deja la palabrería y arriésgate, ¿sale o no sale?" Difícil me la tiran, pero a veces hay que afrontar la candela: Es creencia del Tablero que en este referendo Inglaterra vota por permanecer dentro.
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Octubre 2020
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