Cuento corto, de nuevo tomado de los que se publicaron en la revista en línea ¡No lo Leas! El tema es justo su título, y se me hace que por eso no deja de ser moderno aunque fuera escrito originalmente en una época en que todavía se usaba MSN... Por cierto, que la imagen de fondo no es mía; fue tomada del sitio animetheme.com. Y ya está, pasemos al relato.
Una secretaria aburrida
Había una vez una secretaria… que no era una secretaria. En realidad era una estudiante de contabilidad con necesidad de trabajar, que de paso era bilingüe, y hasta algo trilingüe. Y con un cursito técnico de secretaria ejecutiva, justificando la posición. Para colmo la empresa era de esas que no son ni grandes ni pequeñas, de modo que algunos días había buena venta y otros no; y los días de poca venta eran casi siempre los de fiesta, porque no vendían ni regalos, ni comida, ni nada que necesitara la gente para su consumo. Nuestra heroína se aburría de lo lindo el 30 de diciembre, con un codo apoyado en el mostrador y la otra mano jugueteando con el ratón de la computadora. Unos metros a su derecha estaban dos compañeros suyos, encargados de la venta telefónica y tal vez por eso con cara de preocupación, porque ningún teléfono sonaba salvo uno… Riiinnng, rinnngg… El suyo. Tomó el teléfono: --Industrias La Gran Zanahoria, buenos días... –oyó el inconfundible sonido del teléfono al cerrarse. “¡Tú madre!”. Echó una mirada experta alrededor y como no vio a nadie abrió su página de feisbuk. Mensajito: Necesito con urgencia una dosis de emoción. Luego abrió su correo y mandó un mensaje de auxilio a sus antiguas compañeras del cole: ¿Algún plan para esta noche? Esperó todo lo que su paciencia le permitió, que fueron dos minutos; luego cerró sin haber recibido ninguna respuesta. Miró a sus silenciosos compañeros… Riiinnnng, rinnngg… --Industrias La Gran… –le cortaron. “¡Perra!”, pero colgó el teléfono con profesionalismo. Y todavía quedaban muchas horas para la salida. No se llevaba bien con sus compañeros, que la habían dejado de lado al poco tiempo de ella entrar; todo porque, por supuesto “yo estoy sobre capacitada para mi puesto, de nada renuncio porque apenas tengo 22, y ustedes son feísimos y los descarté al segundo día… Además ganaré mucho dinero, pelmazos”. Entonces se le ocurrió una manera de divertirse; abrió una de sus más viejas cuentas de correo: [email protected],preparó una carta ficticia preguntando por un producto y se lo mandó al más calvo de los dos. ¡Qué risa!, ahí estaba escribiendo de vuelta. Normalmente no lo haría, pero en una temporada tan baja intentaría hasta con el correo spamero. Preparó otra carta y la mandó al vecino, al encargado de almacén, al ingeniero de planta y al ingeniero novato de ensamblaje. No le respondieron y cerró todo, aburrida del jueguito. Riiinnnng, rinnngg. Miró con desconfianza el aparato pero... --Industrias La G… –“MIE…”, con un esfuerzo supremo no soltó la palabrota y cerró el teléfono molesta. Par de horas después el gerente de ventas entró al edificio saludando. --Mire, me van a llamar dos mujeres. Necesito que si me llama Isaura, me la mande a la extensión 244, y si llama Rosilda, a la 245. ¡No se olvide, que es urgente!
“Deja la joda imbécil, que todos sabemos lo mujeriego que eres. No estoy yo para tus cornadas”, sin embargo: --Por supuesto. Téngalo por hecho. --Thanks darling… Ella le sonrió, mientras sus compañeros la miraban crípticamente. Ella los miró por encima del hombro, no porque le importara sino de puro aburrimiento. Riiinng, rinnng… “¡Maldito!”, contestó y sin querer alzó la voz. --¡Industrias La Gran Zanahoria! Buenos dí… ¿Cómo? Sí, el señor Pérez está aquí, un momento –tapó el auricular y le avisó a uno de sus compañeros–: Dice que es tu novia… --¡Oye, gracias! Pásamela un ratito pue… Nuestra secre se sintió rara, mirando aquel hombre feliz cuando ella estaba tan aburrida. Riiinnng, rinnng… --Industrias La Gran Zanahoria –la esposa del otro vendedor telefónico. “Las coincidencias existen”, y se la pasó. Riiiiinnnnng… Isaura. Media hora después pasó a Rosilda y ya no lo podía creer: todo el mundo feliz, conversando de temas variados y ella, la que estaba más aburrida desde el comienzo, seguía dándose al diablo. “Estoy totalmente salada el día de hoy. Vamos, solo fueron unas bromitas, ¡no tienen que cobrármelas de esta manera!” Riiinnng… --Industrias La Gran Zanahoria. Sí… soy yo… ¿Me busca un mensajero? Ya, pues que pase. “Raro, rarooo. Así que también mi aura negativa trae algo para mí. Jojo… que será que será...” Una bolsa con dos sobres, numerados 1 y 2. Firmó y despachó al mensajero. “Pues que sea una bomba, abramos todo de una vez”.
Sobre 1: Saludos, soy el novato del departamento de ensamblaje. Verá, tomé su correo y lo metí a google-san. Parece que una niña lo usó para suscribirse a un foro, que también tenía la dirección para la cuenta de Messenger. Ese otro correo tenía una cuenta activa de feisbuk, donde pude ver muchas fotos muy bonitas…
“¡Descubierta! ¿Y ahora? Deberían despedirme. Lógico, él es joven y sabe usar internet. Lástima que tenga cara de friki…”
Sobre 2: Vamos muchacha, estos juegos no son divertidos. ¿Sabes lo aburrido que estamos aquí para que tú vengas a mandarnos correo basura? PERO… admito que me entretuve buscando al culpable. Veamos, ¿por qué no salir esta noche? Así rematamos este día muerto aburriéndonos juntos.
Nuestra aburrida secretaria puso ambos codos en el mostrador, apoyando las mejillas en sus manos. Se descubrió pensando en algún sitio donde cenar. Se permitió una pequeña sonrisa y decidió que ya estaba bueno de mala cara. --¿Por qué no? –dijo en voz alta.