Aunque el buen muchacho de Assange adornará nuestro tema, lo cierto es que no tiene que ver con su trabajo ni el de Wikileaks. Más me interesa exponer el sistema de satanización al que recurren con mucha frecuencia los grupos de poder, usando lo grandes medios masivos. El imperio, experto en propaganda, ha popularizado frases al respecto. Suele decirse que los líderes carismáticos (caudillos, se les nombra a veces) son malos, pero eso solo puede decirlo con sinceridad quien no conoce nada sobre sociología grupal o de masas. Sin importar las ideas de un grupo, desde que es grupo tiene un líder. Siempre; y donde no parezca es que no se ha mirado bien. Tal persona debería ser quien mejor representa los ideales del grupo y pertenecer a él. Las ideas complejas de un grupo no sirven para cuñas publicitarias de 20 segundos. Por tanto necesitan símbolos, frases cohete. A veces son los partidos, el símbolo del partido. Pero en suramérica, en la década pasada, precisamente los partidos quedaron desacreditados por todo lado. De modo que muchos se presentaban con partidos nuevos, desconocidos. Lo que sí era popular es la cabeza, y por tanto, para la promoción usaron lo más visible. Leyes del mercadeo. La propaganda aprovecha la misma fuerza de la "personalización" de un movimiento, para satanizarlo. Y resulta más fácil atacar a un hombre que a las ideas o sociedad que lo ha elegido.
Wikileaks, una organización que se dedica a sacar información escabrosa, casi siempre tenida oculta, a la luz, tiene ciertas ideas sobre la libertad de expresión que los impulsa a intentar que la información liberada llegue al máximo público posible y cause el mayor impacto, con el fin de causar cambios positivos en la sociedad. Esa es la teoría. Busca entonces publicidad. Necesitan un símbolo, una imagen y una cara; alguien que pueda ser entrevistado. Assange sopesa sus acciones y hace el sacrificio: ¡es un éxito! Pero al mismo tiempo le da un blanco a sus enemigos. Wikileak como página de la red era casi inmortal, con miles de espejos. Sus ideales no se podían atacar (¿qué político occidental querría hacerse famoso por criticar LA IDEA de libertad de prensa?). Pero el líder es un humano, tangible, que puede ser detenido, y se le puede juzgar por acciones, al contrario de la ideas, que no van a juicio. De modo que Assange tiene casi 4 años asilado en la embajada ecuatoriana en Londres por triquiñuelas legales, que estarían buscando poder extraditarlo a EU. Sin embargo, las corporaciones y empresas que cometieron el mismo delito que él (los periódicos The Guardian y Der Spiegel, británico y alemán, con los que Wikileaks compartió buena parte del material y publicaron al mismo tiempo), no tienen juicio alguno. Porque al igual que la gran banca, esos medios grandes, con muchos años, pueden refugiarse tras el nombre, una abstracción, para cubrirse las espaldas. No se puede dar 35 años de prisión a "The Guardian" como sí hicieron con Bradley Manning. Tampoco pueden bloquearles sus páginas de la red por LA IDEA de sacar información al público. Por tanto se recurre a la satanización del individuo símbolo. Ya no es un asunto de libertad de expresión o defensa de la humanidad contra la tortura, sino que Assange es un sicópata que usaba las redes para destruir la paz social y la necesaria defensa de la libertad. No necesitan aclarar por qué conocer la verdad destruye la paz social, ni negar las torturas realizadas. La verdad no importa, sino el que exista material (el símbolo a destruir) para meter en la cuñas publicitarias de la tele. Repiten y repiten una cuña propagandística y van convenciendo gente; igual que vender una mercancía. Incluso si no convencen a nadie, como está en los medios esa es la apariencia que domina, y lo que piensa la mayoría carece de importancia porque no se les pregunta, no sale en los medios y a las oligarquías no les importa. No les importa porque confían en que, incluso si un individuo cree que Assange tiene razón, como es un solo hombre ajeno a él, preferirá no buscarse demasiados problemas. Y ahí está el truco, que el ataque es a un hombre (el líder), algo que parece afectar a uno solo. Si atacaran la libertad de expresión en sí, algo muy general que tiene pinta de afectar a todos, generarían una resistencia mucho mayor. Lo mismo pasa con muchos líderes. Por usar uno, mencionemos al difunto Chávez: Juraba trabajar por el pueblo, por disminuir la pobreza, por la democracia participativa, justicia social, lucha contra la oligarquía y hacer llegar a la gente común las ganancias de la renta petrolera. Todas son ideas difíciles de atacar, y quien lo hace se desprestigia. Pero Chávez el ser humano sí podía ser atacado y lo fue con la máxima virulencia. No importa que muchas de las cosas que decían fueran patrañas imposibles: en la práctica, esas mentiras les rinden más resultados que atacar directamente las ideas. Convierten a Chávez en sinónimo de socialismo, por tanto satanizándolo a él consiguen satanizar al socialismo sin discutirlo. Igual en el pasado hicieron a Stalin (un hombre) sinónimo de comunismo, lo que es un disparate. Ahora, lo malo es cuando la cabeza se distancia del resto del grupo, o el grupo que lo apoyaba se difumina o abandona las ideas originales. Entonces se puede decir que el proyecto fracasó. Para bien o para mal.
2 Comments
Leticia
1/3/2016 07:18:32 pm
Ya veo. Sí, es verdad lo que dices, atacar a una persona buscándole toda clase de defectos y errores es cuento viejo de los gringos, lo han hecho todo el tiempo y dudo que dejen de hacerlo. Es importante gritárselos en la cara, para que no crean que pueden lavarnos el cerebro con sus mentiras. También es importante que sepan que no importa cuantos individuos satanicen, otros tantos ocuparán su lugar, eso es lo más importante.
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jhr cronos
2/3/2016 02:13:02 am
Siempre salen nuevos a ocupar el lugar, pero van ganando tiempo y crean desanimo.
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