En medio de la pandemia por Covid 19, el mundo se lanzó al desarrollo acelerado de una vacuna contra la enfermedad. Después de meses de investigación acelerada algunas vacunas candidatas empezaron a destacarse, entre ellas la Sputnik V que desarrolla la empresa rusa Gamaleya; las de Pzifer y Moderna, mayormente estadounidenses; la de Astrazeneca en Inglaterra, y un par de Chinas, de Sinopharm y Sinovac. Pero en realidad, en América latina, las vacunas producidas por Rusia y China salieron masivamente en los medios regionales para ser criticadas. La mayoría de medios solo reproducían notas y declaraciones de los medios masivos de las potencias occidentales, quedándose con eso muy satisfechos. ¿Y qué decían? Pues variado. De la vacuna rusa, que no había estudios reales; verdad que había estudios, simplemente no les daba la gana de pedirlos o de leer los informes. Pero tal vez se deba a que la ciencia médica occidental pasa por la revista inglesa The Lancet y lo que no salga por ahí, “no existe”. Pero sí existen cosas fuera de occidente, y la empresa Gamaleya mandó después sus estudios a la OMS y a The Lancet, acallando ese reclamo. Luego, que los rusos no son de fiar y su vacuna en realidad no era buena, que mentían, que no podía salir tan rápido. Pero sobre todo, que los que en latinoamérica se mostraron interesados en la vacuna, como Venezuela, Nicaragua o Argentina, solo lo hacían por motivaciones políticas y sus líderes en realidad no se pondrían esa vacuna. Resultó que sus líderes sí se la ponían (tanto una hija de Putin como un hijo de Maduro la recibieron), y que en Rusia se aplicó en masa entre su población. También se dijo mucho que los rusos aceleraban los tiempos para tratar de ser primeros y competir con los occidentales. Pero la realidad es que los desarrolladores de la vacuna Sputnik V habían anunciado su cronograma desde agosto y septiembre, ateniéndose a él. No así las farmacéuticas occidentales, que sí recortaron el tiempo de desarrollo que habían anunciado… para salir en fechas cercanas a la vacuna Sputnik V.
El tratamiento para las vacunas chinas fue igual de discriminatorio. Primero, que la rapidez en su desarrollo (empezaron a publicar resultados tan pronto como mayo) era síntoma de que se sentían muy culpables por ser los "causantes" de la pandemia e intentaban lavar su imagen. Y que los chinos, que trabajaban de cerca con la OMS (Organización Mundial de la Salud), en realidad eran unos irresponsables y no podía fiarse de sus vacunas. Después variaron el discurso un poco, insinuando la calumnia de que todo era un plan chino para apoderarse del comercio mundial de medicinas, y sus anuncios de facilitar la compra a naciones pobres, abrir las patentes y demás era un obvio caso de expansión del socialismo bajo la hegemonía China. Incluso ayudaron a difundir los rumores de que China misma había creado el virus (el "virus chino" le llamaban, siguiendo la línea de Trump) para conseguir todos esos propósitos (aseveración delictuosa por la que nadie ha pagado). Finalmente los medios regionales cambiaron su discurso difamatorio, pasando al desdén e irrelevancia. “Todos queremos, buscamos y usaremos la de Pzifer, mientras que la rusa es cosa de Venezuela y Argentina, que la buscan por política”. De las vacunas chinas, probadas en cientos de miles y llegando al millón después, solo silencio. Nunca han enfocado la cuestión de por qué algunos gobiernos regionales elegían corriendo la de Pzifer, más cara, con algunos contratiempos en las pruebas (al igual que todas las otras), con una “cadena de frío” que obligaba a comprar equipos especiales y diseñar una logística sin precedente regional para mantener esos -70ºC que necesita. Ningún medio regional exigió ver los estudios de Pzifer, al contrario de con Gamaleya, y eso llegó a nivel de gobierno, donde se ponía en dudas la vacuna rusa porque “no habían visto los estudios” (que nunca pedían tampoco), pero igual apenas tenían nada de Pzifer o Astrazeneca. ¿Cuantos medios peruanos publicaron resultados de la vacuna china que se estaba probando en el propio Perú, de Sinopharm? ¿Cuantos preguntaron por la fecha de compra y aprobación de permisos? ¿Por qué daban los permisos a Pzifer? Hasta una vacuna peruana en desarrollo existe, y solo la mencionan como una curiosidad sin valor, y el gobierno apenas ha dado dinero para ella. La población general, como de costumbre, no llegó a ver estudio alguno en parte alguna, solo las “frases cohete” que daba la prensa. ¿Quienes finalmente recibirían la vacuna rusa o china en latinoamérica? No hay seguridades, y sí mucha desinformación. Pero empecemos por lo seguro. La recibe Argentina, y para que llegara rápido mandó un avión a buscarlas a Rusia. Un primer lote de 300 mil (con 14 millones empezando 2021), que dejan pequeñas a las 10,000 que mandó Pzifer a Chile. Argentina había apostado fuerte a la opción rusa, defendiendo siempre que los estudios sí estaban disponibles y ellos monitoreaban su progreso. También tenían tratos y conversaciones con otras compañías, como Pzifer y Astrazéneca, pero con la primera no hubo trato y lo declarado por el gobierno argentino al respecto es muy significativo: "En la negociación, se nos pidió una ley para tener alguna seguridad. Nos pidió una ley que les diera seguridad y esa ley estuvo en el Congreso. Después apareció en la negociación, siempre decían que era no la gente local, sino la central estadounidense que decía que no era suficiente y que había que hacer una nueva ley […] Además, pedían que el contrato no lo firmara yo, sino el presidente. Es decir, en rigor de verdad, son condiciones inaceptables”. Tales contratos especiales… ¿los firmaron los gobiernos de Chile y México, Piñera y Amlo? Otro usuario casi seguro de la Sputnik V es Venezuela. Participó en la pruebas de ella y comenzó sus negociaciones temprano. ¿Cómo entonces no la ha recibido aun? Según el gobierno venezolano, la firma final del contrato ha sido torpedeado por el bloqueo e incautación de dinero y bienes del país en bancos extranjeros. ¿Acaso tan poco dinero tiene Venezuela que necesita lo incautado para pagar la vacuna? Probablemente sea solo una forma de presionar a la comunidad internacional para que atienda su caso, visibilizar su problema y conseguir levantar algo del bloqueo. Las causas reales para la tardanza estarían en el trato que hicieron en meses pasados, donde aspiraban a participar en la producción (después de terminar pruebas que duraban meses) para la propia Venezuela y la región. La produzca o no, la realidad es que ya hay contrato por 10 millones de dosis; lo que no hay es muchas vacunas disponibles así que es probable que tarden en llegar todavía. Mientras tanto recibirían cantidades esporádicas desde Rusia. La vacunas hoy están en su fase de producción en masa, pero la gran mayoría irá a parar a sus naciones originales y principales socios. Casi todas las naciones de latinoamérica han acudido al sistema Covax de la OMS, que les garantiza acceder a las vacunas a buen precio y de forma estable… solo que dentro de varios meses. Ahí está un factor importante, que muchos países no desean esperar, pues políticamente tiene un gran costo explicar cómo las potencias se vacunan en masa mientras sus países deben esperar varios meses aun. Se ha vuelto una cuestión de prestigio mostrar que se empieza a vacunar al mismo tiempo que las grandes potencias. Pzifer manda por ahora cantidades simbólicas a países como Chile y Costa Rica, cerca de 10,000 a cada una. Igualmente la producción rusa se dirigirá primero a la propia Rusia, que mucho la necesita, y luego a sus aliados, entre los que estaría Venezuela. En cuestión de semanas la producción se multiplicará en todo lado. ¿Quien más recibiría Sputnik V? Bolivia, que ya firmó. No es sorprendente, porque han trabajado juntos bastante en el pasado, y durante el año hubo otros tratos en el ámbito farmacéutico en la producción de otros medicamentos para el coronavirus. Solo la ineficiencia del gobierno golpista anterior explica el retraso en la negociación por la vacuna, que se destrabó a días de asumir el nuevo gobierno legítimo del MAS. Ojo, que las entregas empezarían en marzo, por falta de disponibilidad. Otros países que han firmado convenios con la vacuna rusa son Brasil y México. Pero México está trabajando con la de Pzifer ya, así que no tiene mucho apuro en recibir la rusa, y la fecha de su llegada probablemente esté relacionada con la capacidad de Pzifer de suplir la demanda. Perú en cambio, no tiene tiempo alguno. Sus tratos con Pzifer fracasaron (el gobierno actual hecha la culpa al anterior vacado, y el anterior se defiende diciendo que “todo estaba listo para firmar” hasta que los sacaron) y como en realidad solo les interesaba esa, no tiene previsto recibir vacunas al menos hasta abril, con el sistema Covax. Pero, como había hecho promesas a la población, está intentando dar nuevo impulso a las negociaciones para la Sputnik (que fue pedida de forma directa por gobernadores departamentales dentro de Perú desde el comienzo, siendo ignorados por el gobierno central) y también con la opción de Sinopharm, compañía china, que se probó en el país y es la candidata más probable al corto plazo. Antes de tratar a Brasil, mencionaremos a Nicaragua y Cuba. Del primero, que se habló y prometió demasiado, asegurando meses atrás que se produciría en el país, para luego decir, hace unos días, que están esperando a ver cual es la mejor; o sea, que están en nada. En cuanto a Cuba, aliado ruso de larga data, desarrolla su propia vacuna y tiene relativamente pocos casos, así que a menos que repunte la epidemia en el país, esperarán por la suya propia, llamada Soberana. Brasil finalmente, es un caso importante y particular para la vacuna de Gamaleya. En múltiples ocasiones se mencionó al país como uno de los productores futuros de la vacuna, pero la asociación ha sido boicoteada al más alto nivel por el propio presidente Bolsonaro. El presidente brasileño siempre ha sido gran crítico de las vacunas y de las medidas tomadas contra la pandemia; ha rechazado sobre todo las chinas, pero igual no ha querido saber de las rusas, apostando a la vacuna inglesa de Astrazeneca. Como esta última ha sufrido retrasos e incluso serios contratiempos y dudas sobre su efectividad, los estados brasileños han negociado por su cuenta con otras compañías, tanto de China como de Rusia. En específico, los estados de Paraná y Bahía han llegado a tratos para comprar y producir Sputnik V, solo que la aplicación final depende de la aprobación y permiso de organismos del gobierno federal, controlados por Bolsonaro. Como la aprobación no sale, pues se retrasa todo el proceso de vacunación en Brasil, aunque se espera que la cosa esté en marcha para inicios de Febrero. Pero entrará en directa competencia, dentro del mismo Brasil, con las preferidas en otros estados, como Sao Paulo que intenta hacer lo mismo con Coronavac, una vacuna china, y con el propio gobierno federal que prefiere opciones occidentales. ¿Y qué pasa con la gran potencia industrial y manufacturera, China? Pzifer, Astrazeneca y Gamaleya deben atender mercados enormes, cientos de millones, y están obligados a atender sus países primeros. Eso les impide lanzarse a hacer negocios entre las naciones pobres, la mayoría del mundo, al menos al corto plazo. Las farmacéuticas chinas en cambio, aunque produciendo también millones de dosis para China, operan en un país donde el virus está controlado. No tienen a su estado encima revisando que toda la producción sea empleada en el país. Incluso, el gobierno chino planea no vacunar a toda la población, sino a las partes con más riesgo. En corto, que tienen el carril de adentro para copar el mercado mundial de vacunas para el covid-19. Y sin embargo, eso no ha ocurrido. Las farmacéuticas chinas iniciaron pruebas por varios países de latinoamérica (México, Chile, Argentina, Brasil, además del ya mencionado Perú) asia y áfrica en meses pasados. En Asia y África ya han empezado envíos, pero no en nuestra región. A pesar de que una empresa de un estado brasileño anuncia estar listo para producir millones de dosis, no lo hace ni puede hacerlo. Y todo por cuestiones políticas. Sabemos que Bolsonaro es un loquillo antivacunas, pero también conviene saber que detesta a sus rivales políticos, así que si estos, como ocurre en este caso, deciden trabajar con la vacuna China, él los bloquea presionando a la agencia brasileña de sanidad (Anvisa) encargada de aprobar el asunto en el país. ¿Y los demás países...? El Tablero de Cronos reconoce desconocer exactamente el por qué. Sabe por qué no es: No es porque falten pruebas, pues se han aplicado más de un millón. Tampoco es porque falte entregar estudios para que lo estudien los distintos países: muchos participaron directamente en las pruebas y además, varios países han otorgado permisos de emergencia especiales tanto para vacunas rusas, como estadounidenses y europeas, relajando requisitos. No es falta de confianza en la entrega, pues todos los países comercian regularmente con China, incluso en la compra de medicinas a empresas que hoy ofrecen la vacuna. Tampoco es falta de dinero. Pero como el Tablero de Cronos no se anda con chiquitas, tirará una idea que tiene y de la que no tiene pruebas y por tanto nadie debe creer a priori: las vacunas chinas están siendo frenadas por un asunto político económico. Pudiendo haber sido la primera en latinoamérica gracias a Brasil, llegará después que su competencia, asegurando el mercado regional principalmente para Pzifer (dado que la de Astrazeneca ha tenido problemas). No tanto para los rusos, que han logrado meter a Sputnik V a través de mecanismos alternos en países donde la de Pzifer fue atajada o descartada. Toda la región recibirá las chinas con el mecanismo de Covax, pero el mercadeo ha sido para la estadounidense Pzifer y Gamaleya (esta con mucha propaganda negativa). De todas formas, tanto la vacuna Sputnik como las opciones chinas tienen gran oportunidad de entrar y seguir penetrando en el mercado latinoamericano. Su uso y cuota de mercado final dependerá más que nada, de si la de Pzifer, a la que apostó la mayor parte de los gobiernos regionales, políticamente aliados de Washington, puede satisfacer la demanda de manera rápida y constante. Y no le será fácil hacerlo, pues debe satisfacer el mercado estadounidense y europeo, con centenares de millones de dosis, por lo que al corto plazo dejará a latinoamérica como hasta ahora: cuotas menores, para mantener la línea abierta. Para abril, si funciona el plan Covax (dicen que tiene problemas y retrasos), pues se eliminarán los cuellos de botella y las vacunas tendrán muchos más nombres en la lista. Pero el palo dado por los primeros nadie lo quitará.
1 Comment
TOSCO
13/1/2021 01:49:54 pm
Excelente informe!! La derecha latinoamericana sigue siendo hija de la guerra fría pero, y hablo por la Argentina, el rechazo a la Sputnik V tiene 3 ejes:
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