A finales del 2015 hubo elecciones en Venezuela y Argentina, para el congreso y la presidencia respectivamente. En ambos casos la victoria fue para los partidos de oposición. Esto se ha vendido en los medios masivos como un gran cambio, un fundamental cambio en las tendencias políticas de la zona, como un fin de ciclo. La cosa ha sido bastante exagerada y la diferencia en los resultados electorales (menor al 3% en Argentina) no deberían dar pie a entusiasmo tan exagerado. Puede ser contraproducente para los propios ganadores. Pero sí es un cambio de tendencia, que obligatoriamente traerá cambios en las jugadas geopolíticas regionales. ¿Qué tan profunda será la cosa? Ahí es donde mucha gente está perdida, engañada por la falta de ojos.
Esos son aspectos internos. En cuanto a los externos, la cosa se ha movido incluso más y a veces de manera totalmente contraria a lo que había sido en los últimos años. Macri prometió atacar a Venezuela en relación a los derechos humanos y lo cumplió. Apenas había ganado cuando propuso suspender, para luego sacar, a Venezuela del MERCOSUR. Si la medida tenía la intención de producir resultados, fue mal pensada y peor ejecutada, pues no tenía la menor posibilidad de prosperar. Hoy en día Mercosur compite políticamente con la Alianza del Pacífico, de modo que no iban a expulsar ningún miembro, y menos cuando Bolivia, aliado de Venezuela, está en proceso de adhesión, y Ecuador lo está pensando. Probablemente la medida era un aviso, pero no a Venezuela sino a EU. Las relaciones amistosas cultivadas con Irán (sobre todo en la época de Amadinejad), están siendo sustituidas de golpe por relaciones carnales con Israel, dos países que no se pueden ver ni en pintura. Macri desde tiempo atrás tenía mejores relaciones comerciales y personales con Israel. Esta medida pudo haberse llevado a cabo intentando no perder a uno por el otro, usar la diplomacia, pero no se tuvo esa intención. Se publicitó, de modo que se quería que el mensaje llegara a la región y al mundo. A Estados Unidos. Se anunciaron nuevas negociaciones con los "fondos buitre", a cuyas presiones tan valientemente Argentina había resistido, y se teme que se les convalide gran parte de su reclamo. Las pruebas del cohete Tronador II, el proyecto espacial más avanzado de américa del sur, con tecnología casi íntegra de la zona, está suspendido y la CONAE, organismo encargado del proyecto, no está asignado a ningún ministerio a un mes de empezado el gobierno. Es justo decir sin embargo, que los dirigentes de la CONAE fueron confirmados en sus cargos, como símbolo de continuidad. Argentina, país que alguna vez fue mencionado como un futuro miembro del grupo BRICS, hoy en día prefiere buscar en Washington ayuda para sus proyectos, y la apertura para sí del mercado de capitales occidental, al que estaba limitado desde la mora de deuda del 2002. En mi opinión, pronto se darán cuenta que EU y América del Sur no son lo que eran en los 90, y que hoy en día conviene tener buenas relaciones con los países emergentes y buscar ser uno de los polos del futuro mundo multipolar. Aunque sea pequeño.
Realmente en cuanto a la geopolítica, muy poco ha cambiado, y parece que seguirá así hasta que realicen nuevas elecciones presidenciales. La oposición controla dos tercios del congreso, con lo que en teoría tienen grandes facultades para hacer y deshacer leyes y políticas, e incluso intentar hacer cambios constitucionales o cambiar la composición de la Corte Suprema. Podrían hacer sus propios proyectos de ley económica y obligar al presidente a promulgarlos. No parece que estén muy apresurados en hacer nada de eso. Sus primeras medidas son completamente mediáticas, "pa`l feisbuk", como sacar pinturas y cuadros del presidente (cosa aceptable) y de Bolívar (asunto que no gustó nada a los militares). Intentaron juramentar 3 diputados suspendidos por asuntos electorales (en lo que se investiga el caso) y se pelearon con el Tribunal Supremo de Justicia cuando les dijo que no podían hacerlo. Finalmente tuvieron que echar para atrás. Sin embargo el nuevo presidente de la Asamblea, Henry Ramos Allup, jura que las cosas van a cambiar y revisarán todas las medidas que tome el ejecutivo. Me da la impresión que la cosa pasará por un tranque de poderes, que se paralizará bastante el accionar político y que a la oposición no le desagrada el asunto, en espera de la realización de elecciones presidenciales, preferiblemente lo antes posible. Constitucionalmente podrían ser convocadas a mitad de mandato de Nicolás Maduro, algo más adelante este año, o esperar a las elecciones normales. No parece que tengan ganas de esperar nada. Por tanto, en cuanto a geopolítica, no espero movimientos venezolanos importantes de ningún tipo hasta que ocurran nuevas elecciones, o que de alguna manera la unión de partidos opositores se rompa, lo que no es muy probable.
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En la historia reciente, nunca el reino de Arabia Saudita había enfrentado una combinación tan letal de circunstancias. Cierto que siempre se ha buscado sus líos, como cuando sirvió de base contra Irak en los 90 (cosa que Osama Bin laden, saudita, juró vengar indignado por el uso de la tierra de Mahoma por un ejército infiel). O cuando permitía y colaboraba con el financiamiento de los futuros talibanes, esos "luchadores de la libertad" estadounidenses. Y por supuesto, las mil triquiñuelas que usó y usa contra el que considera su gran adversario: Irán. El lío no empezó con este, Salmán bin Abdulaziz, sino con su antecesor y hermano fallecido, Abdalá bin Abdelaziz. Resulta y viene al caso que cuando Estados Unidos y secuaces ocuparon Irak, decidieron que debían barrer con lo que era el gobierno y estado hasta ese momento, de mayoría sunita, y apoyar la formación de un gobierno de mayoría chiita. Este nuevo gobierno pronto se llevó bien con el gobierno iraní, que es una república teocrática de mayoría chiita. La cosa no le hizo ninguna gracia a los saudíes. De manera secreta y no tan secreta el reino empezó a financiar grupos extremistas islámicos, gente como Al qaeda. La cosa aun tenía poca importancia; el precio del petróleo daba para eso y más. * * * Al oeste se desarrolló lo que llamaban "primaveras" árabes. En la de Egipto se consiguió la caída del dictador apoyado por occidente, Mubarak, consiguiendo el poder por la vía electoral los Hermanos Musulmanes (apoyados por el antiguo rey de Catar). Eso de la democracia no gustó mucho al ejército egipcio, que lo derrocó pronto sin que al pueblo le molestara gran cosa. Egipto estaba quebrado económicamente, de modo que el nuevo dictador estuvo husmeando por dinero. La casa de Saud vio la oportunidad de acabar con los Hermanos Musulmanes, a los que ven como amenaza para la legitimidad se su monarquía, así que decidió subsidiar a Egipto con muchos muchos miles de milones de dólares. ¿Cuanto? Difícil de saber el total al día de hoy, pero de principio se les entregó algo así. Medios rusos calculaban a principios del 2015 que iban 23 mil millones, y hace unos días se anunció una nueva ayuda de Arabia Saudita y el BM por 15 mil milones más. No es paja de coco. * * * Por aquel entonces, otro país estaba en muy serios aprietos económicos: Turquía. Su déficit de cuenta corriente se ha disparado desde el 2008, con la crisis mundial. Alguna vez superó el 8% del PIB. El gobierno turco, Erdogan, buscó por todos los medios maquillar las cifras y la solución, según se cree, la encontró en Arabia Saudita. Ellos le prestaron el dinero para financiar su extraordinario déficit. A cambio, Turquía apoya la geopolítica del reino en Irak y Siria. ¿Cuanto dinero? Lo desconozco. * * * Hacer la guerra es muy costoso. Llevar dos a la vez, es desastroso. Pero es justo lo que está haciendo Arabia Saudita, llevar una guerra subsidiaria en Siria, y una directa en Yemen. Y las está perdiendo, ambas. La de Siria había dado bastantes problemas por la resistencia del régimen de Assad, sin embargo se esperaba su caída, al contar con los apoyos directos o velados de la mayor parte de los países de la zona, como Turquía, Jordania e Israel, y una Irak entrampada en su propia guerra interna y una Irán que intentaba negociar el levantamiento de sanciones con Estados Unidos. Todos los planes al respcto se fueron al suelo cuando Rusia decidió ayudar al gobierno sirio, tanto con recursos como militarmente. Desde ese momento la caída del gobierno Sirio se ve muy lejana. Irán terminó de negociar el levantamiento de las sanciones y pronto podrá apoyar más a sus aliados en Irak y Siria. En cuanto a la guerra de Yemén, ha ofrecido un espectáculo que raya en el ridículo para las fuerzas y el gobierno Saudí. A pesar de estar armados con el material más moderno que la OTAN vende, y de pedir ayuda a sus semicolonias de toda la península, ha tenido que recurrir a mercenarios para librar la guerra (tristemente hay gente de latinoamérica). Eso no ha sido suficiente y los hutíes de Yemén han logrado llevar la guerra a territorio saudí y hasta atacado pueblos y aeródromos. * * * El golpe crítico se lo ha ofrecido el precio del petróleo. Que irónicamente es una trampa que ellos mismos tendieron, al intentar destruir la naciente industria del esquisto y otras energías alternativas en base a un bajo precio. Y de rebote complicaba la vida a Rusia. Probablemente el reino esperaba que sus guerras acabarían pronto, lo que le permitiría ahorrarse esos dineros. No ha sido así y la sangría es muy grave, con las reservas en dólares bajando casi 100 mil millones en el 2015, y el déficit de cuenta corriente esperado en cerca del 20% del PIB. La entrada de Irán al mercado petrolero asegura que a menos que ocurra algo muy grave, los precios seguirán bajos por el siguiente año. El rey, intentando mantener las finanzas saludables, decidió recortar subsidios y otros beneficios, incluyendo un aumento de 50% en el precio de la gasolina y de 25% a la electricidad. La monarquía usualmente mantiene pasivos a sus ciudadanos amparado en los enormes beneficios que obtienen del petróleo, y con el apoyo del sector religioso (wahhabita extremista). Hoy en día, ese anestesiante se diluye, las guerras socaban el prestigio de su ejército y occidente no está tan animado en sacarlos del apuro pues con el petróleo tan barato disminuye su importancia. En estos días mandó ejecutar al principal líder religioso chiita de su reino, junto a otras decenas. Hay protestas. Los hutíes yemeníes son chiitas. El dinero disminuye. Los príncipes conspiran contra el rey, del que se rumorea está mal de la cabeza. ¿Quién le dará el toque de gracia? * * * Pronóstico: Un ataque importante a los oleoductos o refinerías saudíes dispararía el precio del petróleo. Muchos verían eso con agrado. También tendría el mismo efecto una caida larga traumática de la monarquía, sin claro sucesor. |
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Octubre 2020
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